miércoles, 5 de junio de 1996

LA CIUDAD MEDIEVAL DE ROCAMADOUR

Para subir al Santuario de la ciudad medieval de Rocamadour, los peregrinos, reyes, nobles y personalidades de todos los tiempos, han cumplido con la tradición de subir de rodillas los 216 escalones que lo separan del pueblo, para conseguir las indulgencias que otorgaba la iglesia. Las mayores indulgencias las concedía el 24 de junio, día de San Juan, cuando éste día coincidía con la fiesta de Corpus.
Cuando terminas de subir (de rodillas o no) los 216 escalones te encuentras frente a una verdadera ciudad de iglesias, capillas y santuarios. Actualmente hay 7 en total, pero había llegado a haber hasta 19, en su momento de máximo esplandor.
En lo alto del acantilado se encuentra el Castillo de Rocamadaur, totalmente reconstruido en el siglo XIX sobre la base del anterior castillo medieval.
Por debajo, en las escarpadas laderas del acantilado, se encuentra esparcida en diversas terrazas naturales, la población, que está dividida en barrios, los cuales, en cada nivel, se encontraban amurallados y a cuyo interior se accedía mediante una de las once puertas fortificadas que conformaban el total, de las cuales quedan ocho actualmente.
Pero Rocamadour y su entorno está lleno de rincones sorprendentes y maravillosos para vivir una escapada de ensueño.
Una de las especialidades de Rocamadour son sus quesos, que conservan denominación de origen. Se puede visitar la elaboración de los mismos en diversas granjas, como “La Borie d’Imbert”. Otra de las exquisiteces con las que se puede deleitar el paladar es el auténtico y verdadero “paté de foie”, cuya elaboración podremos comprobar visitando “La Ferme des campagnes”.
Otras visitas a realizar en Rocamadour pueden ser el “Bosque de los monos”, poblado por una de las especies de Macacos llamados de Barbarie, donde puedes pasear en medio de este bosque donde los monos viven en total libertad y están acostumbrados a convivir con los visitantes. O La Casa de las Abejas, donde se puede observar la vida de estos insectos a través de cristales, con visita guiada por un experto apicultor. También podemos descubrir o experimentar la emoción de la cetrería en “La Rocher des Aigles”, que cuenta además con un pequeño zoológico dedicado a las aves rapaces.
Para los amantes de las profundidades, además, toda la zona está llena de espectaculares cavidades a las que se pueden realizar distintas excursiones, como la de la impresionante Sima de Padirac, o las espectaculares Grutas de Lacave, cuya visita se realiza a bordo de un tren, o las prehistóricas “Cuevas de las Maravillas”, que cuentan con dibujos prehistóricos de más de 20.000 años de antigüedad, o, finalmente, las Cuevas de Presque, un recorrido a través de majestuosas estalagtitas y estalagmitas, que forman pilares de 8 y 10 metros de altura.


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