domingo, 8 de julio de 2007

RUTA POR EL RIPOLLÉS

Este fin de semana hemos salido de excursión a la comarca del Ripollés, para visitar los pueblos de Camprodón, Rocabruna y Beget.
La imagen típica de Camprodón, la encontramos en el Puente nuevo, construido sobre el río Ter hacia el s. XII, con modificaciones en los XVI y XVII. Este puente permitía el acceso a la villa y formaba parte de la vía que conducía hacia la Cerdanya. El Monumento Histórico Artístico más importante del pueblo es el Monasterio de Sant Pere, construido a mediados del s. X por Wifredo II de Besalú para la orden benedictina, sigue el estilo románico y tiene planta de cruz latina, con ábside central y cimborrio octogonal que aguanta la torre del campanario.
También son aconsejables las visitas a la Iglesia de Santa María, edificada en románico, pero que presenta modificaciones menores de estilo gótico en los arcos de la nave central y una capilla aneja en estilo barroco y el Museo de Isaac Albéniz, situado en el ayuntamiento. El museo está dedicado a este compositor catalán, nacido en la villa en 1860.
Rocabruna está situado a 10 km de Camprodón. Situado en la cumbre de un cerro, el Castillo de Rocabruna debía ser una de las construcciones defensivas más grandes del Ripollès. Es mencionado por primera vez en un documento del año 1070. Pese a su estado ruinoso, aún se aprecia buena parte de los muros que dividían las dependencias que formaban parte de la fortificación. Actualmente se conserva una parte de la que fue la capilla del castillo, una nave de planta rectangular, una torre de base circular y otra de planta rectangular con algunas aspilleras.
En Beget, el arte románico también se manifiesta en forma de templo. Construida en el siglo X, la Iglesia de Sant Cristòfol de Beget es una muestra del románico prepirenaico en su estado más puro. Acoge la conocida Majestad del retablo mayor, del siglo XII, una talla de madera policromada que mide dos metros y que ha sido venerada a lo largo de los siglos. La túnica, el ceñidor de doble nudo en la cintura, el rostro enmarcado por el peinado y toda la riqueza de detalles que emanan de esta figura hacen de la Majestad de Beget una de las tallas románicas más bellas que se conservan en la actualidad en Cataluña.

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